jueves, 14 de febrero de 2019

Matilde Landa




Matilde Landa Vaz. Combatiente antifascista. Nació en Badajoz en 1904 y murió suicidándose cuando estaba presa en la cárcel de Palma de Mallorca en 1942 a los 38 años de edad. 

Está considerada como uno de los principales símbolos del movimiento de mujeres contra las dictaduras fascistas. Fue dirigente del PCE en la Guerra Civil y prestó sus servicios en el Socorro Rojo Internacional.

Familia. Su abuela era hija de la poeta extremeña Carolina Coronado. Su padre fue el abogado krausista, Rubén Landa Coronado, que tenía una fuerte vinculación con la Institución Libre de Enseñanza (ILE) ya que a través de sus estudios forjó amistad con Francisco Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío.

Esta institución sería un referente para la educación de todos sus hijos.Matilde tuvo tres hermanos: Aída, Rubén catedrático y pedagogo amigo de Antonio Machado y Jacinta directora de la Escuela Internacional y fundadora de la Escuela Plurilingüe en el Madrid republicano, todos ellos fallecieron en el exilio mexicano.

En 1930, Matilde se casó con Francisco López Ganivet, sobrino de Ángel Ganivet Garcíua, precursor de la Generación del ‘98. Tuvieron dos hijas Carmen y Jacinta, pero ésta falleció a los pocos meses de nacer.

Durante la Guerra Civil el matrimonio se separó de forma amistosa y la niña fue enviada a Galicia con la familia paterna. Poco después Matilde recuperó a su hija pero como estaba tan ocupada con sus tareas en el Socorro Rojo Internacional y el mal cariz que iba tomando la contienda decidió evacuar a su hija a la Unión Soviética con los Niños de la Guerra, ya nunca más volverían a verse. Ha sido su hija la que más ha hecho porque se conozca como fue la vida de su madre.

Formación. Matilde pasó su infancia y adolescencia en Badajoz, donde estudió el Bachillerato, pero en 1923 se trasladó a Madrid para estudiar la carrera de Ciencias Naturales. Fue en la universidad, el lugar en el que se afianzarían sus ideas republicanas y progresistas.

Militancia política. Con la llegada de la Segunda República en 1931, Matilde, como tantas otras mujeres, optó por implicarse en cuestiones políticas atraídas por el modelo socialista soviético. Así en 1934 Matilde participó en el congreso fundacional del Comité Nacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo.

Socorro Rojo Internacional. En 1934 se afilió al Socorro Rojo Internacional (SRI), organización vinculada a la Internacional Comunista, que realizaba campañas de apoyo a los prisioneros comunistas y que reunía apoyo material y humanitario en situaciones especificas.

La Sección Española del SRI había sido fundada en 1923 y su principal actividad había consistido en la ayuda a los presos y la realización de campañas por la amnistía. Su apoyo al SRI fue el cauce de entrada de Landa en el PCE en el año 1936.

Guerra Civil 1936/39. Al iniciarse la Guerra Civil, Matilde se puso al servicio de su partido y se enroló en el batallón femenino del Quinto Regimiento de Milicias Populares, que siguiendo la idea de Dolores Ibarruri, pretendía que las mujeres combatieran en el frente como lo hacían los hombres.

Esta iniciativa fracasó por el rechazo de sus compañeros hombres a que las mujeres estuviesen en el Frente de Guerra. A partir de esos momentos asumió las tareas que le iba encargando el Socorro Rojo Internacional, que formaría una potente estructura sanitaria.

En 1937 Matilde fue la responsable del auxilio a los refugiados, concretamente de la evacuación de niños y de la inspección de colonias infantiles y comedores.

Su salud se debilitó pero ella rechazó la posibilidad de que el partido la retirara a París, pero tuvo que dejar el cargo de Tesorera del Patronato de la Casa Central de Maternidad-Escuela Oficial de Matronas de Valencia.

En 1938 realizó tareas de apoyo a los refugiados republicanos de la zona de Mérida. Ese mismo año se incorporó a la sección de Información Popular de la Subsecretaría de Propaganda del Ministerio del Estado, colaborando además durante estos meses con las organizaciones antifascistas extremeñas organizadas en la zona republicana.

Durante el verano de ese año fue miembro de la Junta Directiva de la Casa de Extremadura en Barcelona.

Matilde Landa participó en el Congreso Nacional de Solidaridad, celebrado en Madrid. Allí sería elegida miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Socorro Rojo Internacional.

En marzo de 1939 Matilde Landa fue designada para encabezar el PCE en Madrid durante un cónclave clandestino, incluyendo su ámbito de actuación también las provincias de Cuenca, Guadalajara y Toledo. Esto la convertía prácticamente en el único referente de la organización secreta en España.

En el caso de Landa, que actuaría como Elvira, no pudo casi accionar. Encargada de organizar la fuga de los dirigentes del partido Domingo Girón, Eugenio Mesón y Guillermo Ascanio, fracasó por la indiscreción de una antigua dirigente y los tres serían entregados a las autoridades franquistas y fusilados en 1941.

Prisión y muerte. En septiembre de 1939 ingresó en la prisión de Ventas, donde realizó la tarea de ayuda a las presas condenadas a muerte a través de la famosa ‘oficina de penadas’. Condenada a la pena máxima, consiguió que le fuera conmutada por la de treinta años de reclusión.

En 1940, fue trasladada a la prisión de Palma de Mallorca, una de las más terribles cárceles de mujeres de la posguerra española, caracterizada por la masificación y la pésima alimentación. Al igual que en Ventas, Landa se convirtió de inmediato en un referente moral básico para las presas, encabezando las modestas acciones de resistencia que se desarrollaban en el penal.

Su convicción y mujer consecuente determinó que las autoridades religiosas de la prisión se interesasen de manera muy especial por su conversión al catolicismo, la cual hubiera constituido una victoria propagandística notable para el régimen. Así, desde 1941 se inició una presión para que se bautizara.

El 26 de septiembre de 1942 se suicidó tirándose desde una galería de la prisión. En la celda encontraron tres obras: Los escritos de Santa Teresa, las poesías de Bécquer y la edición completa de Quevedo.

Homenaje. En un homenaje celebrado en su memoria, Rosa Regás enfatizó “lamentablemente y en forma reiterada la mujer ha sido condenada al silencio, tras la derrota republicana supuso el aniquilamiento de lo más avanzado de una sociedad. Una sociedad que surgió con intelectuales, maestros, poetas, feministas, miles de hombres y mujeres, que de las filas del Comunismo, Anarquismo, Socialismo buscaron la manera de salir de la miseria física, moral e intelectual.

Queremos que el siglo XXI mujeres como Matilde Landa, Trinidad Gallego, Nieves Torres, Manolita del Arco, Josefina Amalia Villa y tantas otras sean nuestro referentes y parece que con la recuperación de susbiografías, el agua vuelve a su cauce, es como si concluyéramos y comenzáramos a concluir nuestra propia memoria”.


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